Dolor y Sufrimiento


EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO ¿CÓMO VENCER ESAS RESISTENCIAS?. SILO 1980

Dada la aspiración de felicidad, aparecerán las resistencias del dolor y el sufrimiento. ¿Cómo podrán vencerse éstas resistencias? Antes debemos preguntarnos por la naturaleza de las mismas.

El dolor para nosotros es un hecho físico. Todos tenemos experiencias del mismo. Es un hecho sensorial, corporal. El hambre, las inclemencias naturales, la enfermedad, vejez, producen dolor. Y ese es el punto en que nosotros diferenciamos de fenómenos que nada tienen que ver con la sensorial. Unicamente el avance de la sociedad y la ciencia es el que hace retroceder el dolor. Y ese es el campo específico en el que pueden desarrollar sus mejores esfuerzos los reformadores sociales, los científicos y por sobre todo los mismos pueblos generadores del progreso del que se nutren tales reformadores y tales científicos.

El sufrimiento, en cambio, es de naturaleza mental. No es un hecho sensorial del mismo tipo del dolor. La frustación, el resentimiento, son estados de los que también tenemos experiencia, y que no podemos localizar en un órgano específico, o en un conjunto de ellos. ¿Es que aún siendo de naturaleza diferente actúan entre sí el dolor y el sufrimiento? Por cierto que el dolor motiva también al sufrimiento. En tal sentido, el avance social y el avance de la ciencia hacen retroceder un aspecto del sufrimiento. Pero específicamente, ¿dónde hallaremos la solución para hacer retroceder el sufrimiento?. Esto lo hallaremos en el sentido de la vida, y no hay reforma ni avance científico que aleje el sufrimiento que da la frustación, el resentimiento, el temor a la muerte, y el temor en general.


Nuestra propuesta es la Alegre, Resuelta y Permanente Acción Transformadora. SILO 1989


Debería quedar en claro así, que la opción no es cambiar o no cambiar, sino que, es cómo o qué cambiar, si vamos a participar como agentes o como meros pacientes del cambio, pero éste, en sí mismo, es inevitable. Esa es la opción y no otra; el de optar por la no elección es una elección, nos guste o no.
Cada acción, cada movimiento de mi cuerpo, de mi mente o de mis emociones produce cambios en el medio que me rodea, produce transformaciones. La alegría o tristeza con que doy las gracias o pido un favor, producen consecuencias a mi alrededor y esas consecuencias serán las respuestas del medio hacia mi, produciendo en mi, cambios y transformaciones en todo momento.


Hemos dicho que una de las principales resistencias del ser humano en su vida es el reconocer que lo único que existe de permanente es el permanente cambio. Hemos dicho también que el medio cambiante nos pone condiciones que nos influyen y provocan transformaciones en nosotros.
Debería quedar en claro así, que la opción no es cambiar o no cambiar, sino que, es cómo o qué cambiar, si vamos a participar como agentes o como meros pacientes del cambio, pero éste, en sí mismo, es inevitable. Esa es la opción y no otra; el de optar por la no elección es una elección, nos guste o no.
Cada acción, cada movimiento de mi cuerpo, de mi mente o de mis emociones produce cambios en el medio que me rodea, produce transformaciones. La alegría o tristeza con que doy las gracias o pido un favor, producen consecuencias a mi alrededor y esas consecuencias serán las respuestas del medio hacia mi, produciendo en mi, cambios y transformaciones en todo momento.
Es esta hora en que el hombre duda frente a un medio que aparece como inestable, nosotros pretendemos ofrecerle ese ámbito que mencionamos, ese medio que le servirá de referencia dándole lo que más necesita en estas circunstancias: dirección y fe.
Pero aún teniendo ese medio posibilitario que abre el futuro y le da dirección, nada será posible si no nos decidimos resueltamente a actuar provocando nosotros ese cambio, si no nos decidimos a ser protagonistas de nuestra propia historia y nuestro propio destino, ya que la gran diferencia con los demás seres vivos y con el resto de la naturaleza, lo que nos define como humanos es nuestra capacidad de intencionalidad, esa intencionalidad que nos permite optar, elegir entre el gris quietismo autodestructivo y la luminosa posibilidad de crecer infinitamente.
Así, la pregunta es si seremos espectadores de la vida o promotores de acciones que organicen la transformación a nuestro alrededor, reales transformadores vitales que midan y proyecten en su accionar las consecuencias que produciremos en nosotros y en otros.
Debes entonces asumir y dar una respuesta de suprema rebeldía constructiva a este medio en crisis y cambiante y así nuestra propuesta es la acción que promueve la simultánea modificación personal y del medio, aquella acción que provoca el cambio intencionalmente y lo dirige con un sentido de futuro abierto, amplio, generoso, y así verás pronto renacer con fuerza en el corazón de los hombres y los pueblos, la luz de la vida.

Nuestra propuesta es la alegre, resuelta y permanente Acción Transformadora; acción transformadora que es aquella plena de intencionalidad orientada al cambio humanizador de nosotros mismos, del medio que nos rodea y de toda esta tierra, nuestra tierra.



Lo transpersonal


LO TRANSPERSONAL... cuando el "YO" deja de ser el centro... SILO

Lo transpersonal es eso, la gran tarea que debemos realizar, que empieza en cada uno y pasa a los demás. Tarea que depende de nosotros todos y que cunde porque es benéfica para mí, para ti, para nosotros y también para ellos.



Puntos esenciales


"En las cosas del espíritu, pueden darse algunas herramientas pero en definitiva uno mismo es el artesano, uno mismo realiza su experiencia.

Cuando digo: 'Siente, piensa y actúa en la misma dirección' estoy exhortando a que se realice una nueva experiencia de la que cada uno debe extraer sus consecuencias.

"Cuando invito a la meditación, sugiero que cada cual experimente el silencio y escuche la voz de su conciencia.

"Cuando digo: 'Actúa sin violencia' doy referencias para que las experiencias fundamentales tengan un ámbito en el cual echar raíces."

SILO ("La segunda arenga prohibida" - Agosto de 1.969) 

Sufrimiento y actitud mental


El sufrimiento no puede solucionarse porque se haga una valoración diferente de los acontecimientos.
El problema del sufrimiento puede modificarse al modificar la actitud mental.
Esta actitud mental ha de ser totalmente diferente a la actitud habitual lanzada hacia las valoraciones del mundo.
Esta actitud mental nada tiene que ver con las valoraciones que se hagan de las cosas. Esta actitud mental tiene que ver con el registro de las actividades posesivas o no posesivas frente al mundo y frente a las cosas.
Y esto nada tiene que ver con que se le dé una valoración u otra valoración al mundo objetal.
Esto tiene que ver con la actitud de posesión o de no posesión.
Y nada que ver con las valoraciones, cuya raíz comprendemos, y comprendemos como ilusoria.
En esta actitud mental, totalmente diferente, no hay nada que imponer; en esta actitud no hay nada que defender, porque no hay temor y porque no hay sufrimiento.
Tal actitud no surge milagrosamente, sino que se desarrolla y crece únicamente y gracias al trabajo interno".*