Sobre Silo

Breve biografía de Silo
Pía Figueroa
 

Dada la reciente alocución de Silo en la Cumbre de los Premios Nobel de la Paz, que tuvo lugar en Berlín en el marco de las celebraciones por los veinte años de la caída del Muro, muchos medios de comunicación nos están requiriendo datos del inspirador de la Marcha Mundial por la Paz y la No-Violencia, que publicamos en esta nota informativa.

Pressenza Berlín, 11/11/09 Silo, Mario Rodríguez, hispano-argentino, fundador del humanismo universalista, es el inspirador de la Marcha Mundial por la Paz y la No-Violencia.

Desde 1969, Silo ha denunciado públicamente, participando en encuentros, conferencias, seminarios y actos públicos, la situación de violencia creciente en el mundo y la necesidad de la no-violencia activa.

Su pensamiento está plasmado en numerosos escritos – prosa poética, psicología descriptiva, cuentos, cartas, discusiones historiológicas, estudios sobre los mitos – que enfrentan los múltiples aspectos de la vida humana y del proceso de la humanidad, cercano a un giro sin precedentes.

Le ha sido otorgada la distinción Honoris Causa de la Academia de Ciencias de Rusia.

De su pensamiento y de su enseñanza ha tomado vida el Movimiento Humanista, que a través de numerosas organizaciones de base social en todo el mundo, ha implementado en la militancia en el campo social, cultural y político, la metodología de la no-violencia activa.


Desde el sitio www.silo.net se pueden descargar libremente todas sus obras.

Conferencias de Silo dadas en las VIII y XV Ferias Internacional del Libro de Buenos Aires.


Conferencia de Silo en la XV Feria Internacional del Libro, con motivo del lanzamiento de su obra "Humanizar la Tierra"
Buenos Aires
, 13/04/1989.


En los veinticinco siguientes minutos, me propongo dar una idea general de esta trilogía que hoy se lanza bajo el título de "Humanizar la Tierra". He pensado que entrar en tema directamente, sin dar algunos datos  sobre los contextos que operaron en esta producción era, cuando menos, insuficiente. Además, he considerado que debía dar mi opinión francamente comprometida sobre tales contextos y no limitarme a una descripción neutra.

Las tres obras que conforman el presente volumen fueron escritas en un poblado pequeño, rodeado de viñedos y olivos, plantaciones estas que corresponden, en general, a la producción agrícola de las zonas semidesérticas. Ese es el enmarque "paisajístico" en el que se ha generado este libro. Pero también  es necesario mencionar otros aspectos entre los que quisiera destacar el del ambiente cultural de este país, tan refractario al surgimiento de las nuevas ideas.

Estos escritos no son fruto de la gran ciudad ni del gran centro cultural. Son resultado del silencio y la lejanía. Esta ausencia, esta barrera sicológica puesta  entre  nosotros y la cultura oficial, ha sido beneficiosa. Y el empecinamiento en nuestras declaraciones por colocarnos en franca dialéctica con respecto al ambiente intelectual de este país, no se modificará hasta que comience realmente un proceso de cambio de mentalidad y procedimientos. Pero el cambio no sobrevendrá por importar los valores de un mundo que en los mapas escolares aparece "encima" de Latinoamérica, ni ocurrir tampoco por el rescate de supuestas "raíces" telúricas.

Nosotros que venimos empeñados en enseñar que no hay identidad, ni se logra progreso por la toma de modelos del mundo externo, chocamos desde hace mucho tiempo con las diversas interpretaciones de la llamada "cultura nacional". Porque es evidente que la cultura no consiste en un ropaje, en un folclore, ni en una lucha estéril y superficial contra tal ropaje y tal folclore.

Si es que tiene que nacer tal identidad, sólo se logrará  pensando y haciendo desde adentro de un país y desde adentro de un continente, con la intención puesta en devolver al mundo los aportes positivos que ese mundo ha dado …y en no devolver todas las maldades que ese mundo también ha generado. Por otra parte, en el proceso de mundialización que estamos viviendo, no tiene sentido ningún chauvinismo nacional ni regional. En cambio, tiene que ver con el progreso de nuestras sociedades desarticuladas, que éstas vertebren su producción y su cultura para  integrarse a un proceso mayor en marcha.

Cuando hablo entonces, de identidad nacional o regional, lo estoy
 haciendo desde esa óptica y no desde el chauvinismo retrógrado o desde la dependencia neo-colonial a la que las sociedades desarticuladas están expuestas en el momento actual. Porque se enfrentar  al mundo que viene creando una identidad productiva basada en la industria y la tecnología y, en  ese contexto, la cultura habrá  de contribuir al esclarecimiento de esos objetivos de progreso material.

Así es que pensar a nuestras sociedades desde "adentro", significar   básicamente pensar en desarrollarlas en base a la creación de centros productores de energía, industria y tecnología.

Cómo  definiremos entonces la cultura que queremos no para el mundo, por cierto, sino para este país, para este  continente y para esta etapa inmediata? La definiremos como una… orientadora ideológica lanzada en todos los campos del quehacer intelectual hacia el logro de la producción material de bienestar. Mientras eso no ocurra la cultura continuar  manipulada por incompetentes sirviendo solo como instrumento desviatorio de los cambios profundos que hoy requieren nuestros pueblos.

Entre tanto, todos los que quieren ese cambio son silenciados, y  marginados no solamente en el campo político, sino en el campo de la producción  material, ideológica y artística.

Cuanta mentira se ha pergeñado aquí, haciendo creer a través de ciertos medios de difusión corruptos, a través de algunos círculos intelectuales y políticos, que nuestra obra es simplemente una mixtura ideológica europea, como si no hubiera que rescatar de Europa vigorosas enseñanzas y como si la crítica lanzada no fuera hecha, a su vez, desde ideologemas europeos.

Cuantas veces se ha dicho que nuestra actividad atenta contra los valores nacionales cuando en realidad muchos de esos valores son totalmente importados tanto en su expresión como en su contenido.

Cuanto irresponsable ha afirmado, haciéndose eco de centros de poder foráneos, que nosotros dependemos de lo foráneo...

Para terminar estas consideraciones en torno al enmarque cultural en el se ha producido nuestra obra, digamos esto: si en una sociedad se instala como uso la falsedad de juicio y se institucionaliza tal falsedad, es porque algo grave está ocurriendo allí y, no sería de extrañar que todo fuera saliendo cada vez peor en esa torre de Babel en la que las personas  ya no se entienden porque se afirma que lo blanco es negro, lo negro azul y lo azul es amarillo.

Pero dejando de lado nuestras luchas en este país y en este continente, dejando de lado contextos mayores aún en los que se da nuestra obra, nos concentraremos en el comentario específico del libro que hoy lanzamos.

Las 21.407 palabras ordenadas en 4.434 líneas que plasman el pensamiento de esta obra, son pocas palabras y pocas líneas. Esa escasez material suelta, a nuestro parecer, las alas de una reflexión pausada.

Nada mejor para redondear la información, que citar la nota de la primera página de la presente edición en la que se da cuenta de fechas y circunstancias asociadas a la producción de esta trilogía.

"La Mirada Interna quedó concluida hacia fines del otoño de 1972, siendo corregida en Agosto de 1988. A su vez, El Paisaje Interno fue terminado en el invierno de 1981 y sufrió modificaciones también en Agosto de 1988. Por último, El Paisaje Humano se redactó completamente en Octubre del mismo año.

"Entre la primera publicación de La Mirada Interna y su corrección pasaron  dieciséis  años.  En  ese  lapso,  el  libro circuló en numerosas lenguas de Oriente y Occidente, motivando el contacto personal y epistolar del autor con lectores de distintas latitudes. Ese hecho, seguramente contribuyó a decidir la modificación de varios capítulos del escrito, porque se  advirtió que los diferentes sustratos culturales a los que arribaba la obra, producía innumerables diferencias en la interpretación de los textos. Incluso, hubo palabras que presentaron serias dificultades a la hora de la traducción y que más bien equivocaron el sentido primigenio con el que se las utilizara.

"Lo  dicho más arriba  también vale para El Paisaje Interno, aunque en este caso  mediaron  siete años entre la producción original y la elaboración del texto modificado.

"Posiblemente - continúa diciendo el comentarista- formó parte del plan del autor, haber realizado ese „aggiornamiento de los dos primeros libros a fin de  ensamblarlos con el tercero. Obsérvese que es en Agosto de 1988 cuando se efectúan  las correcciones y dos meses después,  el tercer libro aparece terminado. Y es que El Paisaje Humano, si bien mantiene los rasgos fundamentales del estilo de las dos producciones anteriores, a  diferencia  de ellas  destaca particularidades del mundo cultural y social, forzando un giro  en  el  tratamiento de los temas que inevitablemente arrastra a todos los componentes de este cuerpo literario que luego conocemos bajo el título de 'Humanizar la Tierra'."

Y aquí terminamos la cita.

Por nuestra parte podemos decir que esta trilogía refleja el desplazamiento del punto de vista del autor desde la interioridad del ser humano hacia la exterioridad natural y social.

En efecto, el primer texto a considerar es el de La Mirada Interna que está  referido a descripciones de fenómenos síquicos que ocurren en distintos niveles de conciencia. Así, las alegorizaciones y el tratamiento simbólico de esos fenómenos apoyados en la prosa poética, nos permite detener el fluir asociativo y plasmar estados cambiantes en cuasi objetos detenidos para su mejor disección.

A esta forma de describir, se le podría oponer otra bien diferente: la del tratamiento conceptual y racional de los fenómenos del fluir de la conciencia, tal cual hace la Fenomenología. Pero cómo haríamos, por ejemplo, con la experiencia del simple transcurrir? Ya Husserl en la Fenomenología de la Conciencia del Tiempo Inmanente, cita al Agustín de las Confesiones, en las que éste dice: "Cuando trato de comprender el tiempo, no lo experimento y cuando lo experimento, no lo comprendo". Esto es as¡, sin duda, porque una de las funciones del concepto es la de detener los fenómenos para abstraer de ellos su estructura esencial. Pero ocurre que no es intención, en La Mirada Interna, hacer descripción de esencias sino mostrar y sugerir por medio de alegorizaciones, aquellos fenómenos que son significativos de un sentido, de una dirección de la conciencia y de la vida.

Recuérdese que antes de entrar en esas oscuras descripciones, se recomienda al lector que tenga en cuenta la intención del autor y que observe una determinada actitud si quiere seguir el hilo por esos extraños laberintos.

Pero si se quisiera explicar de qué trata finalmente ese libro, podría decirse  que trata acerca del  sentido  de la vida, que su tópico principal es el estado de contradicción y que tal estado se corresponde con el registro de sufrimiento; que la superación del sufrimiento mental es posible en la medida en que se oriente la propia vida en la acción no contradictoria; que tal acción no contradictoria (o unitiva) trasciende lo personal y se dirige al mundo de los otros. En resumidas cuentas, …La Mirada Interna habla de la superación del sufrimiento mental por la acción lanzada hacia el mundo social, siempre que  esa acción  sea registrada como unitiva, como no contradictoria.

El segundo libro, titulado "El Paisaje Interno", ha sido comentado en su momento, por lo que me remitiré en más de un punto a tales consideraciones.

Poco debe agregarse aquí¡ respecto del sistema de alegorización apoyado en la prosa poética que se continúa en este escrito.

Lo que aparece como diferente es la temática que se va externalizando hacia el mundo de los valores culturales y con referencias cada vez más decididas hacia el campo de lo social.

En los comienzos del libro se lee: "...Salta por encima de tu sufrimiento y no crecer  el abismo sino la vida que hay en ti. No hay pasión, ni idea, ni acto humano que se desentienda del abismo. Por tanto, tratemos lo único que merece ser tratado: el abismo y aquello que lo sobrepasa."


Conferencia del autor en la VIII Feria Internacional del Libro. Buenos Aires, Abril de 1982.

Este planteamiento aparentemente dualista, pone en evidencia las preocupaciones fundamentales sobre el "crecimiento de la vida" y la aniquilación de la vida. La aniquilación parece tomar una cierta sustancialidad al designarla como "abismo". Pero no se trata sino de una licencia poética en la que la sola mención de nihilización del ser o "tachadura" del ser como propondría Heidegger, provocaría una fractura de estilo irreparable. No estamos pues hablando de "abismo" en término de sustancia sino de anonadamiento u oscurecimiento de la existencia humana. Queda en claro que el primer efecto dualista desaparece al comprender el concepto de abismo como no-ser, como no-vida y no como entidad en sí.

Se escogió el concepto de abismo por las implicancias sicológicas que tiene y porque suscita registros del tipo del vértigo, asociados a una contradictoria sensación de atracción y rechazo. Esa atracción de la nada que vence en el suicidio o en la embriagadora furia destructora y que motiva al nihilismo de un individuo, de un grupo, o de una civilización.

Así es que aquí no se está  tratando la angustia o la náusea como una pasiva desintegración del sentido, sino el vértigo y la atracción  nihilista, "deus inversus" de la vida, que disputa con ésta su reconocimiento.

Si en el ser humano existe la libertad de elegir, entonces es posible modificar las condiciones que se preanuncian catastróficas en su mecánico desarrollo. Si, por lo contrario, la libertad humana es solo un mito piadoso, entonces no importa que rumbo tomen los acontecimientos colectivos o la vida de los individuos, ya que la fatalidad gobierna los hechos.

En El Paisaje Interno, se afirma la libertad de la vida humana. Es m s, se dice que su sentido es, por esencia, libertad y que esta libertad rechaza el absurdo y la noción de lo "dado", aún cuando lo "dado" sea la misma naturaleza.

Y esta decisión de ampliar la libertad no queda limitada al individuo ya que éste no tiene naturaleza, sino que al darse en un proceso histórico, responsabiliza al individuo con el conjunto humano.

El mundo objetal puede ser modificado y transformado por el hombre, pero en tanto ‚l mismo no se considere en devenir y transformación, sus objetos ser n portadores de su falta de sentido y nihilizar n al mundo. Por todo lo anterior, en el capítulo VII, se dice: "Nombrador de mil nombres, hacedor de sentido, transformador  del mundo... Tus padres y los padres de tus padres se continúan en ti. No eres un bólido que cae, sino una brillante saeta que vuela hacia los cielos. Eres el sentido del mundo y cuando aclaras tu sentido, iluminas la tierra. Cuando pierdes tu sentido, la tierra se oscurece y el abismo se abre."

"... Te diré cuál es el sentido de tu vida aquí: humanizar la tierra. ¿Qué es humanizar la tierra? Es superar el dolor y el sufrimiento, es aprender sin límite, es amar la realidad que construyes... No cumplirás con tu misión si no pones tus fuerzas en vencer el dolor y el sufrimiento en aquellos que te rodean. Y si logras que ellos, a su vez, emprendan la tarea de humanizar el mundo, se abrirá su destino hacia una vida nueva".

El Paisaje Interno trata, en resumidas cuentas, del sentido de la vida con referencia a la lucha contra el nihilismo en el interior de cada ser humano y en la vida social, y exhorta a que esta vida se convierta en actividad y militancia al servicio de la humanización del mundo.

Por último, el tercer libro titulado El Paisaje Humano, está  dedicado en sus primeros capítulos a esclarecer los significados de paisaje y de mirada que se refiere a ese paisaje, cuestionando la forma de mirar el mundo y de apreciar los valores establecidos.

Hay, en este trabajo, una revisión sobre el significado del propio cuerpo y sobre el  cuerpo de los otros, sobre la subjetividad y sobre el curioso fenómeno de apropiación de la subjetividad del otro. Consecuentemente, se desarrolla un estudio fragmentado en capítulos sobre la intención en la educación, en el relato que se hace de la Historia, en las ideologías, en la violencia, en la Ley, en el Estado y en la Religión.

Este no es un libro, como se ha dicho, simplemente  contestatario porque propone nuevos modelos respecto a cada tema que critica.

El Paisaje Humano, trata de fundamentar la acción en el mundo, reorientando significados e interpretaciones sobre valores e instituciones que parecían definitivamente aceptados.

Luego de haber mostrado el m‚todo usado para tratar distintos temas, el libro se cierra con las palabras que usaremos para cerrar también esta disertación: "...Es innecesario hablar de nuevas cosas si es que hay quienes se interesan en ellas y en la forma que hemos usado para hablar hasta aquí, porque ellos pueden hablar del mismo modo en que lo haríamos nosotros. Y, en cambio, si habláramos sobre cosas que no interesan a nadie, o con una forma de expresión que no permitiera develarlas, sería un contrasentido seguir hablando para otros".

Conferencia dada por Silo en la presentación de su libro HUMANIZAR LA TIERRA en


Reykjavic, 13 de Noviembre de 1989

Este trabajo,  Humanizar la Tierra,  es en realidad un conjunto de tres libros. El primero de ellos, La Mirada
Interna, fue concluido en 1972 y corregido en 1988. El segundo, El Paisaje Interno, se terminó en 1981 y sufrió algunas modificaciones en 1988.  Por último,  El Paisaje Humano,  fue redactado en 1988.  Se trata pues, de tres producciones de distintas épocas. No obstante, guardan entre sí diferentes tipos de relación, como veremos luego
Y, además, tienen continuidad de desarrollo; están puestas en secuencia. Por ahora, quisiera que se me permitiese considerar a esta obra desde el punto de vista formal.

Se trata de tres libros escritos en prosa poética, divididos en capítulos que a  su vez se desglosan en parágrafos. Esta segmentación paragráfica, unida al estilo apelativo tan frecuentemente usado y, algunos de los temas tratados, ha hecho que algunos críticos ubicaran a la obra dentro del género de la literatura mística.
Desde luego,  no me desagrada tal clasificación, pero creo que los elementos mencionados no son suficientes para ello.

El primer criterio usado por la crítica: el de la segmentación paragráfica, el de las sentencias numeradas, es  común a numerosas producciones de las literaturas místicas, así lo vemos en los versículos bíblicos o en los suras coránicos o en los yasnas y fargards del Avesta o, por último, en los Upanishads. Pero debemos convenir en que así como otras producciones  del género están apartadas de ese ordenamiento,  muchas obras de  carácter  legal, presentan  esas características.  En efecto, los códigos civiles,  penales,  de  procedimientos, etc., están redactados en secciones, títulos, artículos, incisos, y así siguiendo.

Otro tanto ocurre hoy con producciones que provienen del campo de las matemáticas y de la lógica. Quien consulte los Principia de Russel o el Tractatus de Wittgestein,  convendrá  con nosotros en que no se trata, precisamente,  de obras místicas.

Examinemos el segundo criterio, el de la función apelativa del discurso formalizado en oraciones imperativas (a diferencia de las declarativas),  que no pueden ser sometidas a prueba de verdad. Esto ocurre, frecuentemente en muchas obras de la literatura religiosa pero también en otras que no lo son.  Por otra parte,  las sentencias no están  tratadas solamente de modo imperativo sino que,  muy frecuentemente, se discurre y se da oportunidad al lector  para que compare con  su propia experiencia la validez de lo que se enuncia.  Quiero decir con esto  que  si, elípticamente, se está  clasificando a esta obra como "mística" queriendo en realidad decir que se trata de una obra "dogmática", los criterios usados para ello no son adecuados.

El tercer criterio, el de alguno de los temas tocados, parece establecer vínculos con la  religión. En  efecto, asuntos  como "la fe",  la "meditación", el "sentido de la vida", etc. han sido tratados por ellas, pero también  por  pensadores y poetas preocupados por cuestiones fundamentales del ser humano en tanto ‚éste se encuentra  con  problemas en su existir cotidiano.

También se ha dicho que esta producción es de carácter filosófico, pero cualquiera que se adentre en sus páginas ver  que no se parece en nada a un texto de ese tipo y mucho menos a un tratado ordenado con rigor  sistemático. El Paisaje Humano, tercer libro de esta obra, es el que induce con mayor fuerza a ese error de clasificación. En él,  también, se ha visto a un escrito sociológico o sicológico, cuando en realidad todo eso ha estado muy lejos de la intención del autor.  Lo que no podemos negar es que a lo largo de toda la obra se deslizan apreciaciones que caen  dentro del  ámbito de esas disciplinas. No podría ser de otra manera cuando se está  tratando de presentar situaciones en las que se desenvuelve la vida humana.  Así es que decir que algunos temas son tratados con una óptica sicológica,  sociológica filosófica o hasta mística, sería del todo aceptable y desde ya lo admito. Pero clasificar a la obra como específica de cualquiera de las formas mencionadas, no parece correcto.
En definitiva, me sentiría reconfortado si simplemente se dijera que este trabajo está realizado sin pensar en encuadres ajustados y que destaca los temas más generales, más amplios, con los que se encuentra una persona a lo largo de su vida. Y, si se me exigiera una suerte de definición, diría que se trata de una obra de pensamiento sobre la vida humana tratada en estilo de prosa poética.

Terminada esta breve discusión en torno a cuestiones formales, entraremos en materia.

El primer libro titulado La Mirada Interna, trata sobre el sentido de la vida.  El tópico principal que se estudia es el estado de contradicción y se aclara que el registro que se tiene de la contradicción en la vida es el sufrimiento; que la superación del sufrimiento mental es posible en la medida en que se oriente la propia vida en acciones no contradictorias y que estas acciones son aquellas que van más allá  de lo  personal y se dirigen positivamente a otras personas. En resumen: La Mirada Interna habla de la superación del  sufrimiento mental lanzada hacia el mundo social, el mundo de las otras personas, siempre que esa acción sea registrada como  no contradictoria.  El texto de este libro se hace un tanto oscuro por la gran cantidad de alegorías y  símbolos que aparecen en forma de caminos, moradas y paisajes extraños por el que va pasando una persona de acuerdo a la situación que le toca vivir en su vida. Una de las alegorías más importantes es la del  árbol, ese viejo  árbol de la vida que aparece en la kábala, o en las leyendas de creación de los aborígenes makiritare que profesan el culto yekuana en las selvas amazónicas. Es el árbol del mundo que conecta el cielo y la tierra y que en vuestra V"lusp islandesa es el Yggdrsill...  Así,  en este libro hay una especie de plano,  de mapa de los estados internos en los que se encuentra una persona en un momento dado de su vida. El estado de confusión, de venganza, de desesperanza, aparecen alegorizados en las posiciones de caminos y moradas que se recorren en el "Yggdrasill"  de La Mirada Interna,  pero también están allí las salidas de las situaciones contradictorias,  la esperanza, el  futuro,  la alegría, en suma el estado de unidad o no-contradicción. En este libro encontramos también una parte  dedicada  a  Los Principios de acción válida.  Estos son un conjunto de recomendaciones o dichos para recordar ciertas leyes de comportamiento que contribuyen a lograr una vida con unidad y sentido. Al no escapar al estilo  alegórico  de todo este libro, los Principios toman un carácter metafórico del que cito algunos ejemplos: “Si para ti están bien el día y la noche, el verano y el invierno, has superado las contradicciones"; "No te opongas a una gran fuerza.  Retrocede hasta que aquella se debilite, entonces avanza con resolución". Recomendaciones de este tipo encontramos,  por ejemplo,  en el H vam l,  cuando se dice: “El hombre con tacto debe saber medir su fuerza;  cuando hay valientes no se puede contra todos"... Los Principios son, en realidad, especies de leyes de comportamiento  pero  que  no  están pensadas como prescripciones de tipo  moral  o  jurídico,  sino  casi  como constantes de fuerzas que actúan en acción o reacción según sea la ubicación de quien actúa.

El segundo libro,  El Paisaje Interno,  se continúa en el estilo del precedente poniendo ya menos ‚énfasis en las alegorías y en los símbolos.  La descripción se va externalizando hacia el mundo de los valores culturales y con referencias  cada  vez  más decididas hacia el campo social. En los comienzos de este  segundo libro se lee:
"...salta  por encima de tu sufrimiento  y no crecer el abismo sino la vida que hay en ti.  No hay  pasión, ni idea, ni acto humano que se desentienda del abismo.  Por tanto,  tratemos lo único que merece ser  tratado: el abismo  y  aquello que lo sobrepasa". Este planteamiento  aparentemente dualista, pone en evidencia las preocupaciones  fundamentales sobre el "crecimiento de la vida" y la aniquilación de la  vida. La  aniquilación parece  tomar una cierta sustancialidad al designarla como "abismo", pero no se trata sino de una licencia poética en la que la sola mención de nihilización del ser o "tachadura" del ser, como  propondría Heidegger, provocaría una fractura de estilo irreparable. No estamos pues hablando de "abismo" en término de sustancia sino de anonadamiento u oscurecimiento de sentido en la vida humana. Queda en claro que el primer  efecto  dualista desaparece al comprender el concepto de abismo como no-ser, como no-vida y no como entidad en sí. Se escogió el concepto de "abismo" por las implicaciones sicológicas que tiene ya que suscita registros internos del tipo  del vértigo asociados a una contradictoria sensación de atracción y rechazo.  Esa atracción de la nada que vence en el suicidio o en la embriagadora furia destructiva y que moviliza al nihilismo de un individuo, de un grupo o de una  civilización. Aquí no se está  tratando la angustia como en Kierkegaard o la náusea como en Sartre, en el sentido de una pasiva desintegración del sentido o como una encrucijada de la elección, sino el vértigo y la atracción de la nada como actividad hacia la destrucción. Como una suerte de motor de acontecimientos personales y sociales que disputan con la vida la preeminencia y el poder. Así, pues, si en el ser humano existe la libertad de elegir, entonces es posible modificar aquellas condiciones que se preanuncian catastróficas en su mecánico desarrollo. Si, por el contrario, la libertad humana es sólo un mito piadoso, no importa qué‚ decidan los individuos y los pueblos ya que los acontecimientos habrán de desarrollarse hacia el crecimiento de la vida, simple y mecánicamente o bien,  todo ir  hacia la catástrofe, hacia la nada, hacia el sin-sentido. En este libro se afirma la libertad de la vida humana,  libertad entre condiciones,  pero libertad al fin. Es m s, se dice que su sentido es por esencia libertad y que esta libertad rechaza el absurdo y lo "dado" aún cuando lo dado sea la misma Naturaleza. Es esta lucha contra lo dado, contra el dolor y el sufrimiento, contra las adversidades que ha puesto  la  naturaleza al ser humano,  lo que ha permitido el desarrollo de la sociedad y  la  civilización.  De manera que la vida humana no ha crecido gracias al dolor y el sufrimiento sino,  al contrario, se ha pertrechado para vencerlos.  La decisión  de ampliar la libertad no queda ya limitada al individuo ya que ‚éste no tiene  una naturaleza fija sino una dinámica histórica y social y,  por esto,  el individuo debe responsabilizarse y actuar por la sociedad y por todos los seres humanos.  Por todo lo anterior,  en el capítulo VII se dice: "Nombrador de mil nombres,  hacedor de sentido,  transformador del mundo... Tus padres y los padres de tus padres se continúan en ti. No eres un bólido que cae, sino una brillante saeta que vuela hacia los cielos. Eres el sentido del mundo y cuando aclaras tu sentido iluminas la tierra.  Cuando pierdes tu sentido, la tierra se oscurece y el abismo se abre"  Y m s adelante,  "Te diré‚ cuál es el sentido de tu vida aquí: humanizar la Tierra.  ¿Qué‚ es humanizar  la Tierra?  Es superar el dolor y el sufrimiento,  es aprender sin límite, es amar la realidad que construyes... No cumplirás con tu misión si no pones tus fuerzas en superar el dolor y el sufrimiento en aquellos que te rodean y si logras que ellos, a su vez,  emprendan la tarea de humanizar el mundo, se abrir  su destino hacia una  vida nueva".

En resumidas cuentas, El Paisaje Interno trata sobre el sentido de la vida con referencia a la lucha contra el nihilismo en el interior de cada ser humano y en la vida social y exhorta a que esta vida se convierta en actividad y militancia al servicio de la humanización del mundo. Como puede comprenderse, en este libro no se habla de soluciones simplemente personales ya que estas no existen en un mundo social e histórico. Quienes  piensan que sus problemas personales pueden ser solucionados con una suerte de instrospección o técnica sicológica cometen un gran error porque es la acción hacia el mundo y hacia las otras personas, desde luego la acción con sentido, la que permite salir hacia todas las soluciones. Y si se dijera que una técnica sicológica puede tener utilidad, parece responderse en el libro que su beneficio solo podrá ser medido en la perspectiva de la acción hacia el mundo, en la  perspectiva de  considerarla una herramienta auxiliar de la  acción coherente. Finalmente, este escrito trata el problema del tiempo y lo hace de un modo alegorizado. Es el tiempo el  que  aparece en su temporalidad real actuando simultáneamente y no como pretende la percepción  ingenua o numerosas teorías filosóficas en las que el pasado,  el presente y el futuro,  no tienen estructura sino que son una  sucesión de instantes que fluyen en un infinito hacia "atrás" y hacia "adelante" sin tocarse entre  si en cuanto instantes.  En el libro el tiempo vivencial está  presentado como una  estructura en la que actúa simultáneamente todo lo que me ha ocurrido en la vida, tanto como lo que en este instante me ocurre y también lo que me va a suceder como posibilidad,  como proyecto en plazo m s o  menos previsible. Si bien ese futuro se me aparece como "todavía no", el está determinando mi presente de acuerdo al proyecto que lance desde mi ahora, desde mi "en  este  momento". La  idea del tiempo como estructura y no como simple sucesión  de  instantes independientes, es una intuición que el ser humano ha tenido desde antiguo aunque la haya desarrollado en base a mitos y leyendas.  Asi leemos en vuestra Edda Mayor en "La visión de la Adivina",  parágrafo 19 y 20:  "...Yo se‚ que se riega un fresno sagrado, el alto Yggdrasil, con blanco limo... Venían de allá  muy sabias mujeres, tres, de las aguas que están bajo el árbol: una Urd se llamaba, la otra Verandi -su tabla escribía-, Skuld  la tercera. Los destinos regían a los seres humanos, le daban su suerte a los hombres". Asi, el pasado, el presente y el futuro no son sucesiones de instantes sino determinantes estructurales de situación.  Bien, en el Paisaje Interno leemos:  "... Extraños encuentros ‚éstos en los que el anciano sufre por el corto futuro y se refugia en su largo pasado. El hombre sufre por su situación actual, buscando abrigo en lo que pasó o habrá de  suceder según se lo ajuste por el frente o por atrás. Y el joven sufre porque un corto pasado muerde sus  talones, impulsando su fuga hacia un largo futuro... Sin embargo, reconozco en el rostro de los tres mi propio rostro y me parece advertir que todo ser humano,  sea cual fuere su edad, puede transitar por esos tiempos y ver en ellos fantasmas que no existen. O es que existe hoy aquella ofensa de mi  juventud?  O existe hoy mi vejez?  O anida hoy, en esta oscuridad, mi muerte? Todo sufrimiento se desliza por recuerdo, por imaginación o por aquello que se percibe. Pero gracias a esas tres vías, existe el pensamiento y el afecto y el quehacer humano. Ha de ser, entonces, que si esas vías son necesarias, también son conductos de destrucción si las contamina el sufrimiento".

El tercer libro, El Paisaje Humano, está dedicado en sus primeros capítulos a esclarecer los significados de paisaje  y de  mirada  que se refiere a ese paisaje, cuestionando la forma de mirar el mundo y de apreciar los valores  establecidos.  Hay,  en este trabajo, una revisión sobre el significado del propio cuerpo y sobre el cuerpo  de los otros,  sobre la subjetividad y sobre el curioso fenómeno de  apropiación de la subjetividad del otro. Consecuentemente, se desarrolla un estudio fragmentado en capítulos sobre la intención: la intención en la educación; en el relato que se hace de la Historia; en las ideologías; en la violencia; en la Ley; en el Estado y en la Religión. Este no es un libro, como se ha dicho, simplemente contestatario porque propone nuevos modelos respecto a cada tema que critica.  El Paisaje Humano trata de fundamentar la acción en el  mundo, reorientando significados e interpretaciones sobre valores e instituciones que parecían definitivamente  aceptados. Con respecto  al  concepto de  "paisaje" diré‚ que ‚él se constituye en pieza fundamental de nuestro sistema  de pensamiento como luego se ha visto en otras producciones como Psicología de la imagen y también  en  Discusiones Historiológicas. Sin  embargo, en este libro que estamos comentando, la idea de "paisaje" aparece más modestamente explicada y dentro del contexto de la obra que aparece sin las pretensiones del pensar riguroso.
Así, pues, se dice:"Paisaje externo es lo que percibimos de las cosas; paisaje interno es lo que tamizamos de ellas con el cedazo de nuestro mundo interno. Estos paisajes son uno y constituyen nuestra indisoluble visión de la realidad".   Nadie mejor que vosotros, islandeses, para comprender estas ideas. Si bien el ser humano se encuentra siempre en un paisaje no por ello tiene conciencia de tal cosa.  Pero cuando el mundo en que uno  vive se presenta como el contraste máximo,  como la contradicción imposible de sostener, como el equilibrio inestable por excelencia, el paisaje se convierte en un dato vivo de la realidad. Los habitantes de los inmensos desiertos o de las llanuras infinitas tienen en común que su horizonte comunica allí,  en la distancia,  la tierra con los cielos en una secuencia en la que al final no se sabe cual es la tierra y cual el cielo...  sólo la  continuidad vacía aparece ante los ojos.  Pero hay otros lugares donde choca el máximo hielo con el máximo fuego, el glaciar con el volcán, la isla con el mar que la rodea.  Donde las aguas, además, furiosamente irrumpen en la  tierra impulsadas en el géiser hacia el cielo. Donde todo es contraste,  todo es finitud, el ojo se dirige a consultar las estrellas inmóviles buscando su descanso.  Y, entonces, los cielos mismos comienzan a moverse, los dioses danzan y  cambian de forma y de color en auroras boreales gigantescas. Y el ojo finito se repliega sobre si generando  sueños de mundos armoniosos, sueños eternos, sueños que cantan historias de mundos idos en la esperanza del mundo por venir. Por ello creo que esos lugares son paisajes en los que todo habitante es un poeta que no se reconoce a sí mismo como tal; en donde todo habitante es un viajero que lleva su visión a otros lugares. Así las cosas, en otra medida y con otra conformación, todo ser humano tiene algo de isleño porque su paisaje  
original siempre se impone a su visión perceptual, porque todos nosotros vemos no solamente lo que está ahí delante sino que nuestras comparaciones y aún el descubrimiento de lo nuevo lo hacemos desde lo que ya antes hemos conocido. De este modo, soñamos al ver las cosas y las tomamos luego como si ellas fueran la misma realidad.

Pero el concepto tiene m s amplitud  ya que el paisaje no es,  solamente,  lo natural que aparece ante los  ojos sino  sobre  todo  lo humano,  lo social.  Por cierto que cada persona interpreta a las otras  desde  su  propia biografía y pone en lo ajeno m s de lo que percibe.  De acuerdo a esto,  nunca vemos de la realidad del otro  lo que  el  otro es en s¡,  sino que tenemos del otro un esquema,  una interpretación surgida  de  nuestro  paisaje interno. El paisaje interno se superpone al externo que no solamente es natural sino social y humano. Claramente ocurre  que la sociedad cambia y que las generaciones se suceden y,  entonces,  cuando a una generación le  toca actuar  lo  hace  tratando  de  imponer  valores e interpretaciones  formados  en  otra  ‚poca.  Las  cosas  van relativamente  bien  en momentos históricos estables,  pero en momentos como el actual,  de  gran  dinámica, la distancia generacional se acentúa al tiempo que el mundo cambia bajo nuestros pies. A dónde ir  nuestra mirada? Qué‚ debemos aprender a ver? No es extraño que en estos días se popularice la idea de "dirigirnos a una nueva forma de pensar". Hoy hay que pensar rápido porque todo va m s r pido y lo que creíamos hasta ayer como si fuera una realidad inmutable,  hoy ya no es más.  Así pues, amigos, no podemos pensar ya m s desde nuestro paisaje si este no se dinamiza y universaliza, sino se hace válido para todos los seres humanos.  Hemos de comprender  que los  conceptos de "paisaje" y de "mirada" pueden servirnos para avanzar a esa anunciada "nueva forma de pensar" que está exigiendo este proceso de mundialización crecientemente acelerado.

Pero volviendo al tercer libro, al Paisaje Humano, diremos que los temas de las instituciones, la Ley y el Estado se  hacen relevantes y que en la formación del paisaje humano,  la educación  recibida, las ideologías vigentes y la concepción del momento histórico en que se vive son factores dignos de ser tenidos en  cuenta.  De todo  ello se habla en este tercer libro,  no simplemente para criticar sus aspectos dañinos sino,  sobre  todo, para proponer una forma especial de observarlos, para ayudar a la mirada a buscar otros objetos, para aprender a ver de un modo nuevo.

Concluyendo con estos comentarios agregar‚ que los tres libros que forman el cuerpo de Humanizar la Tierra,  son tres momentos puestos en secuencia que van desde la interioridad más profunda, desde el mundo de los sueños  y los símbolos, hacia los paisajes externo y humano. Se trata de un recorrido, de un deslizamiento del punto de vista que  comenzando en lo más íntimo y personal concluye en  apertura al mundo interpersonal, social e histórico.

Nada más. Muchas gracias.

                                                    Reykjavic. 13/11/89.

Humanizar la Tierra

Humanizar la tierra encierra tres producciones realizadas en prosa poética. Cada una de ellas, sin embargo se diferencia claramente de la otras por el tema tratado y la dirección que el autor, le imprime.
La mirada interna
nos familiariza con el mundo profundo, casi onírico, de las alegorías y los tumultos de la interioridad del ser humano.
El paisaje interno
nos lleva a la visión de una realidad que, motivada por el mundo natural y social, se enriquece integrando antinomias.
El paisaje humano, por último, analiza puntuualmente temas como la educación, la historia, las ideología, la violencia, la ley, ele stado y las religiones. 

En cada uno de estos textos de Silo encontramos las líneas básicas de su pensamiento, que continúa desarrolándose en títulos como Experiencias Guiadas, Contribuciones al pensamiento y otros.


Introducción: El Baqueano


EL BAQUEANO
La experiencia básica no es una enseñanza especializada. Se vive y ella se comunica en la acción. SILO.
CANARIAS 2. PRIMER DÍA (28-09-78).
Con las explicaciones dadas hace dos años, será bueno considerar temas referidos a la experiencia en general, al sentido de la vida, al sentimiento religioso y a la acción válida.
Hoy hablaremos entre las diferencias entre enseñar una doctrina y mostrar un camino de experiencia. En lo posible eludiremos tecnicismos; pero como ustedes saben, el tratamiento de estas materias es una tarea especializada.
Esta es, básicamente, una asamblea de especialistas. Pero sucede que sus miembros, por la particular actividad que desarrollan en el mundo, se encuentran siempre con el problema de traducir estudios y conocimientos complejos, a un lenguaje simple, llano, y útil para los no especialistas.
Hay una gran diferencia entre los científicos y técnicos contemporáneos y nuestros estudiosos. Aquellos estudian y producen de manera que la humanidad se beneficie, a veces, con los resultados, sin mayor comprensión de las teorías y procedimientos que están en la base de esos avances. Sin embargo, algunos se interesan en la divulgación y hacen traducciones más o menos pedagógicas, contribuyendo de un modo significativo a la difusión de la cultura. Nuestros estudiosos, de hecho, también traducen sus conocimientos con mayor o menor éxito. Pero en cambio, la producción que promueven no es del tipo objetal que realiza la técnica, sino que es una producción orientada al cambio de actitudes y comportamientos. Es una producción también destinada a la humanidad, en un campo preciso: forjar técnicas de superación del sufrimiento, forjar técnicas que permitan dar un nuevo sentido a la vida.
Es evidente que cuando una persona, luego de la fatiga diaria, llega a su casa y prende el televisor, esa persona no se interesa mayormente por la teoría y la técnica de esa maravilla electrónica, sino por su programa favorito. Y eso está bien, de otra manera sólo los técnicos electrónicos podrían ver los programas del día. Pero necesariamente debe haber especialistas y técnicos; de otro modo nadie vería programas, sencillamente porque no habría TV.
Tampoco nosotros pretendemos que sólo los especialistas puedan disponer de nuestras producciones. Además tratamos de traducir y divulgar nuestros conocimientos. Y por supuesto advertimos la necesidad de que existan especialistas también de estas materias.
Está claro que como nuestra producción no es objetal, sino que es una producción referida a la orientación de la vida, al sentido de la vida en general, nosotros no podemos exhibir artefactos, como el que producen y luego vuelcan al mercado las fábricas, por ejemplo. Pero nuestra producción es enormemente valiosa, porque da sentido al que diseña, produce y consume bienes objetales.
Nuestra labor productiva ha llegado a una etapa importante de su desarrollo. Hasta ahora traducir sus complejas formulaciones a términos sencillos, comprensibles y utilizables, por cualquier ser humano de cualquier condición y de cualquier lugar de la tierra. Así pues aunque esta asamblea está constituida, básicamente, por especialistas, y algunos de los temas que aquí se tratan tengan todas las dificultades del especialismo, exhortamos a reelaborar y traducir en palabras sencillas, todo lo que es inmediatamente útil y hoy ya diríamos inmediatamente necesario, para el ser humano cotidiano, sufriente y existente. No tenemos ningún derecho a exigir que se nos entienda.
Por el contrario: tenemos la responsabilidad de hacernos simples para ser comprendidos. Debemos llegar a una gran simplificación. Debemos reemplazar en nuestro trato cotidiano la explicación, por la orientación.
La labor de un maestro, la labor de un instructor es de importancia. Pero en épocas de urgencia, la labor de un guía es la de mayor importancia. No vamos a hablar de lo que hoy sucede en el mundo. Todos sabemos que nos acercamos aceleradamente a una crisis universal. También sabemos que se está perdiendo toda referencia. Es un momento grave, similar al del momento anterior al de un naufragio. En tal situación, los maestros y los instructores deben convertirse en guías. El mundo ya está en tinieblas y necesita referencias. Será necesario que se encienda la antorcha de los guías. Y si eso puede cumplirse podrá decirse: "porque el mundo estaba en tinieblas, vino la Luz al mundo".
En otros tiempos las religiones fueron referencias vivas para el ser humano. Luego las ideologías cumplieron con ese importante papel. Hoy las religiones retroceden y las ideologías se desintegran. Las religiones y las ideologías cumplieron con funciones importantes. Aún si queremos utilizar el simple punto de vista de la sicoterapia individual y colectiva. Pero ¿hoy puede reemplazar a la religión una teoría sicológica? ¿Pueden pasar las poblaciones por la terapia del sicólogo? No, esto no es posible. ¿Hoy pueden los militantes de cualquier ideología dar un sentido cabal a sus propias vidas?. No, esto no es posible. Y por este gran vacío que reina en el corazón del ser humano, la experiencia religiosa se ha convertido en extravagancia, y la ideología en nihilismo. Y será necesario no engañarse mucho más. Si en su momento, algunos anunciaron la muerte de los dioses, con ello también arrastraron al ocaso a sus soberbias hijas, las ideologías. El nihilismo está presente porque ha hecho su morada en el corazón del hombre. ¿Qué moral está en pie? ¿Y qué valores? ¿Y qué sentido en la vida?
No agregaremos nosotros confusión a la confusión. Por el contrario: despertaremos en el ser humano la experiencia básica que es la que da sentido a la vida. La experiencia básica no es una enseñanza especializada. la experiencia básica se vive y ella se comunica en la acción, y ella despierta renovada en otros corazones. Porque la experiencia básica es forjadora de un nuevo sentido de vida.
¿Estará clarificada la diferencia entre una enseñanza y una referencia vital? Acaso no se comprenda bien el rol de un instructor y el rol de un guía. Apelaremos tal vez a anécdotas para destacar las diferencias, porque ese es el tema de hoy de nuestra conversación.
Mi pequeño pueblo es un pueblo campesino ubicado en la base de grandes montañas. Los pobladores del lugar dependen del agua que baja de las altas montañas. Para ellos todo está bien si los inviernos son inviernos y los veranos son veranos. Si un invierno no es suficientemente frío, no hay allí suficiente nieve. Si un verano no es muy cálido, tampoco hay suficiente agua, porque las nieves de las altas cumbres no alcanzan a derretirse y a bajar. Todo está bien entonces cuando los inviernos son inviernos y los veranos son veranos, y las noches definidas y los días definidos. Toda su base material está basada en lo que sucede en las montañas. Es un lugar semidesértico; su regadío es totalmente artificial. Todo su regadío se organiza en base a un solo y grande caudal, del cual van tomando pequeños y pequeños hilos de agua, hasta ensortijar todo el terreno y convertirlo en un oasis fértil.
La población de ese lugar, está obsesionada por la montaña. Siempre al levantarse miran hacia la montaña. Su punto de referencia es la montaña. Para ellos la montaña siempre está quieta, siempre está allí. A esa montaña, los que están lejos, en otros lugares, la conocen cono el techo de Occidente", solo comparable al "techo del mundo" de los Himalayas. Las grandes montañas producen una singular ambivalencia en las gentes. En su gran poder, succionan y rechazan.
Tanto miraba la gente para allá, que un buen día fui a ver que había dentro de la montaña (risas). Y estaba yo muy tranquilo en una casa de piedra adentro de la montaña, y vi acercarse, lentamente, a un curioso personaje montado es su mula. El subía despaciosamente; y como hacen los que viven en esas regiones... todo por rodeos (risas) y luego saludó. Preguntó si había visto acaso algunas huellas de pumas. Pumas son especies de leones que habitan en América. Le dije que no había visto cosa semejante. Siguió dando vueltas y entonces, al irse, me invitó a su casa, que ya conocía yo por haberla visitado en otras ocasiones.
Este singular personaje es conocido como "el viejo de la montaña". Es un guía de altura. Es, como ellos dicen, un "baqueano". "Baqueano" es no solo el que guía en las alturas: es el que hace bien una cosa. Uno es baqueano si hace bien una construcción: es baqueano si hace bien cualquier cosa. Este es baqueano porque es un buen guía. Es el mejor de los guías. Es el mejor de los baqueanos.
Allí se fue el viejo de la montaña. Y al caer la noche empecé a bajar y a bajar, y a bajar. Llegué a su casa de piedra, y me encontré con la más extraordinaria asamblea de topógrafos con que pueda encontrarse alguien en semejantes alturas. Adentro de la casa, es decir, en la habitación, es decir en algo parecido a una habitación, (risas), sentados y haciendo círculo, estaban el viejo y otros cuantos, siguiendo las instrucciones que éste daba; instrucciones que daba con un palo mientras rayaba la tierra. Ahí estaba el viejo de la montaña, alumbrado con unas farolas de querosén, sentado en el piso con sus amigos y dibujando extraños jeroglíficos en el piso. Dibujaba y comía charqui. El charqui es una especie de trozo de carne de guanaco. (Risas) El guanaco (risas) es una especie de llama o de alpaca (risas). La alpaca se parece al yak (risas), al yak del Tibet. El guanaco es un animal de mucha utilidad para los guías de la montaña. Su carne es muy preciada; con ella hacen charqui. Es una carne muy salada, y muy dura. Es una carne deshidratada, pero que se conserva largo tiempo.
El hecho es que en esta asamblea de topógrafos, todos comían su charqui y dibujaban con su palo alguna cosa, algo que no alcanzaba a entenderse bien. De pronto el viejo hacía trazos. Uno por allá ponía unas piedras en medio del trazo. Un tercero ponía un papel de una revista vieja. Y el viejo a su vez, sacaba todo eso con el palo (risas) y lo ordenaba nuevamente de acuerdo a su particular parecer. Y en esto estuvieron horas, comiendo charqui y poniendo y sacando piedras. (risas)
Es claro. Esas líneas eran los senderos de la montaña. Esas piedras que algunos ponían con cierta seguridad, el viejo las apartaba porque ya no estaban allí. Los papeles, que remedaban tal vez zonas de nieve o de hielo, el viejo los corría. Y así, el iba armando el cuadro de situación actual, según su conocimiento del lugar. De manera que iban intercambiando su información todos estos que trabajaban con el espacio. Con un espacio dinámico, con un espacio en movimiento, en donde los cajones montañosos, las laderas, los ríos, los desfiladeros, cambiaban continuamente. Era sin duda un espacio dinámico el que trabajaban ellos. Y todos ellos eran guías de altura. Por lo demás no hablaban mucho, entre otras cosas porque seguían comiendo.
Terminada esta particular asamblea, se fueron separando uno por uno, y entonces fue cuando le pregunté a este viejo, que si no era suficiente con un mapa para saber donde estaba cada cosa. El me comentó que los escaladores de montaña, muy a menudo van con sus mapas. Algunos van con libros de mapas. Tienen codificados los lugares. Pretenden, con esos libros, saber exactamente como es la situación de la montaña. pero el viejo, que es un sabio y es un poeta, explicó que la montaña nunca está quieta, sino que la montaña vive. Y que hoy es de un modo, y mañana es de otro, y que alguien no baqueano, no puede seguir valiéndose de un mapa. De manera que muy a menudo, él se encontraba socorriendo a esos escaladores de montaña, esos que seguían los mapas. El se las arreglaba para llegar hasta el lugar, tomarlos del lugar y traerlos nuevamente a buen recaudo. Numerosas vidas ha salvado el viejo de la montaña. A numerosa gente ha conducido y a numerosa gente ha rescatado. Tan grande es su fama por el lugar, que algunos, perdidos en la noche y con el viento blanco de la nieve, a punto de congelarse, han creído ver en la oscuridad, la linterna del viejo de la montaña. Y algunos, alucinados como estaban, han seguido la linterna del viejo de la montaña y han llegado a buen recaudo, y han podido salvarse. Y sin embargo, esto no es posible porque a esa hora el viejo de la montaña seguramente estaba en su cueva comiendo charqui. (Risas)
De tal manera, aquellos que señalan un camino, no lo hacen exactamente con explicaciones, sino que lo hacen con la experiencia viva. Hay una gran diferencia entre esa asamblea de topógrafos, hay una gran diferencia entre esa asamblea de especialistas que se intercambiaban su información, y la actividad que cada uno de ellos posteriormente realizaba guiando y conduciendo a la gente a los lugares seguros.
Ustedes son los guías, ustedes son la nieve y el agua que baja de las altas montañas. ¿Qué podría hacer la tierra, la sedienta tierra, sin el agua que baja de las cumbres? Ustedes son el verano y el invierno, son la noche y el día, son el contraste, pero también el complemento. Son la inteligencia, son la explicación, pero son también la experiencia. Será bueno comprender como puede una misma persona integrar la inteligencia, integrar la explicación con la experiencia, tema sobre el cual hablaremos mañana. Nada más.